Así es y así se lo contamos.

Hoy he estado leyendo en el último número de Diagonal www.diagonalperiodico.net cómo se articula y transmite el pensamiento ultraderechista, algo que está cobrando cada vez más fuerza. He querido reproducir aquí parte de lo que se dice añadiendo apuntes de otras cosechas. Todo este despliegue verbal de ataque constante ha sido ya puesto en práctica en EEUU con Paul Wolfowitz, Dick Cheney y compañía. Se trata de dispersarse en varios frentes como son la COPE, Libertad Digital, Radio Intereconomía, Semanario Época, la Fundación FAES, ahora El Mundo, Telemadrid y donde les den cabida. Historiadores que revisan lo escrito tergiversándolo ( Pío Moa, César Vidal); Analistas de Política y Geopolítica (Florentino Portero); Comunicadores de radio y columnistas ó periodistas (Jiménez Losantos, Pedro J. Ramírez, Curry Valenzuela); Políticos en activo ó no que conferencian y escriben libros( J.M. Aznar, Gustavo de Arístegui, Alex Vidal Quadras); Sociólogos (Amando de Miguel); etc. Se trata de agredir verbalmente con virulencia a todo aquello que no comulgue con sus postulados, que suelen ser los dictados de la Iglesia Católica más retrógada y del Capital, que no tiene sede pero todos conocemos dónde se ubica porque es multipolar. Se ataca a los inmigrantes, a los homoxesuales, a los pobres, a los trabajadores en huelga, a los sindicatos, a´l gobierno de la II República, a los gobiernos actuales que no son de derechas, sean del país que sean. Se verbalizan insultos ingeniosos y/o groseros, se ridiculiza lo máximo posible; la noticia apenas existe ó se manipula y el texto estrella es la propaganda distorsionada. Desde el 11-M nos damos más cuenta de esto que antes, porque se ha radicalizado, pero obedece a algo planificado y que cuenta con una muy bien tejida trama de dinero y poder (Florentino Pérez, Empresa Centurión, Endesa, etc.) Sólo un par de ejemplos: Jiménez Losantos se embolsa al año unos 800.000 euros. Y Aznar cobrando del Estado, y del magnate neocon Murdoch 10.000 mil euros mensuales. Nuestro reto es cómo contrarestar esta difusión de ideas. Porque el peligro es que calan en la sociedad, de hecho en las CCAA dónde gobierna el PP es insufrible su TV pública.